Exceso de contenidos digitales
Exceso de bait. Exceso de fanatismo. Exceso de estupideces. Exceso de falacias: Consumir información hasta atragantarse no es saludable. En serio, aliméntate sanamente.

Estas imágenes me las encontré en XTwitter. A la derecha, un tazón con cereal de caja, con forma de pequeños rectángulos hechos con hilos trenzados de trigo, dándoles un aspecto reticular. En contraste, con miles de años de distancia en realidad, unas tabletas asirias se muestran apiladas en un recipiente, portadoras de los primeros intentos humanos por exteriorizar la memoria. Más allá de la semejanza estética, esta convergencia me hace pensar en el consumo de información.
En perspectiva, ambas imágenes muestran tecnologías de almacenamiento nacidas del mismo grano primordial. La domesticación del trigo fue el cimiento de la civilización mesopotámica, porque sin trigo no habría habido ciudades, ni escritura cuneiforme, ni templos ni reyes. Fue la semilla literal y simbólica de la vida organizada, la economía y la cultura de la antigua Mesopotamia. El mismo trigo que alimentó a los escribas de Nínive y Babilonia es el ancestro del que ahora flota en leche, transformado por procesos industriales en una simulación de sí mismo. Las tabletas de barro antiguas preservaban contratos, mitos y listas de inventario; las de de cereal preservan azúcar, conservadores y una vaga promesa nutricional para empezar la jornada. La afirmación de que “el desayuno es la comida más importante del día” no es una verdad absoluta, es una falacia construida por una marca corporativa en la década de 1920; en realidad la comida de la mañana depende del individuo y sus necesidades, no tod@s tienen hambre tan temprano. Algunos estudios sugieren beneficios al desayunar, como mejor concentración y control del peso, pero otros muestran que puede no ser esencial para todos. Pero lo cierto es que comer cereal procesado en realidad no es saludable; suele tener alto contenido de azúcar, aditivos y bajo valor nutricional. Con el consumo de información pasa algo similar.
Estamos presenciando una transformación en el consumo humano: donde antes se masticaban granos para nutrir el cuerpo y se grababan símbolos para enriquecer la memoria colectiva, hoy en día, cada mañana, ambos se consumen simultáneamente. El smartphone se ha convertido en la tableta moderna, inundando nuestras mentes con fragmentos de información mientras ingerimos cereal ultraprocesado para comenzar el día.
Hay algo en la constitución de estos objetos que podrían revelar una obsesión humana por la fragmentación ordenada: dividir el conocimiento en unidades manejables, sean caracteres cuneiformes o píxeles, calorías o bytes. Pero mientras las tabletas asirias requerían esfuerzo para ser descifradas —un acto deliberado de lectura—, el cereal y su equivalente digital se disuelven sin resistencia, diseñados para un consumo pasivo que no deja rastro.
Aquí se revela la trayectoria que ha tomado la especie humana: de productores de significado a consumidores de simulacros, del trigo que sustentaba civilizaciones al sucedáneo que las entretiene. El tazón contemporáneo es un archivo de nuestra amnesia voluntaria, donde cada bocado borra la memoria de lo que alguna vez significó alimentarse, así como cada scroll borra la memoria de lo que alguna vez significó informarse.
Bienvenidos a la nueva temporada de CYBRPNKATP, justo a mitad del 2025. Para recapitular: mi cuento “Las estrellas que vinieron”, publicado en la revista Rocambolesca, fue seleccionado como uno de los mejores de la ciencia ficción mexicana publicados 2024 y se incluyó en la nueva antología editada por José Luis Ramírez. El cuento, que puede entrar en el género de la ciencia ficción climática, narra la historia de una criatura que pudo o no surgir del fondo del mar para interactuar simbióticamente con los humanos. Por otro lado, la reedición de Pilotos Infernales por el Fondo de Cultura Económica ha tenido varias presentaciones. Estoy contento porque las historias incluidas en este libro han pasado la prueba del tiempo, pero sobre todo que, sin haber sido concebidos como predictivos, reflejan muchas de las ansiedades que hoy acosan a nuestro presente, veinte años después. Desde que publiqué “Neuromúsica” (un cuento con forma de falso ensayo científico) en el primer número de Sarape de Neón, de Axel Lima y tras mis participación en las recientes conferencias del Círculo Sizigias de Mariana Carbajal, he conocido a un buen número de escritor@s y editor@s jóvenes que le están dando nuevos aires a la ciencia ficción mexicana, y debo decir que su entusiasmo es contagioso. En esta nueva temporada le echaré ojo al trabajo de varios de ell@s.
México y el mundo están pasando por momentos muy intensos. Yo mismo atravieso por una etapa más extraña y fascinante, pero no me agüito. Les mando un abrazo, sigamos con esta aventura.
— Gerardo
Sí tocó día bonito, yei! ☀️ Bienvenido de vuelta.
Debo decir que he disfrutado mucho del texto y qué buena noticia saber que tenemos nueva temporada de tus contenidos.👏🏽